Aloitadoras
La rapa nunca dejó de celebrarse, aunque cuando termina cada año se
dice “esta foi a última”, por el
cansancio acumulado y el esfuerzo de los últimos días. Ni siquiera durante la
guerra del 36. En aquellos años, los
hombres estaban en el frente o huidos, y fueron las mujeres las que rapaban.
Comenta Palmira Moreira, hoy con 99 años, que bajaron as bestas y que en el curro colocaron al lado del muro un embudo de
madera, un torno, en el cual metían as
bestas de una en una. De rodillas sobre el muro, las mujeres las rapaban, “rapamolas todas, non quedou nin
unha sin rapar”.
La iniciación de las mujeres como
aloitadoras se debe a la pasión que
le trasmiten sus abuelos, sus padres, sus tíos; siempre hay alguien en la
familia con esa capacidad de trasmitir la pasión y contagiarla.
Que nosotros sepamos, las mujeres
comenzaron a aloitar en 1970 y fueron
Rosa Cabada y Maríluz Alvarez, nietas de nuestro abuelo, José do Campo. Fue tal el ímpetu de
las aloitadoras, que en una de las rapas que se celebran por Galicia a la
que asistían mozas y mozos de Sabucedo, varios hombres del lugar no se atrevían
y tenían dudas para saltar a una besta,
entonces una moza de Sabucedo, salió del público y saltó.
Más tarde, Sofía, de la
ferretería de Codeseda, que montaba asiduamente a su caballo, se inició como aloitadora. En 2000 debutó y se mantuvo
durante casi 10 años Sheila, la hija de Samuel. Paula, la hija de Quintillán
que fue presidente de la Asociación da Rapa
das Bestas de Sabucedo. Nuría, nieta de Pepe Obelleiro. Noemí, bisnieta de
José do Campo y nieta de Manolo do Campo.
En la actualidad, Lucía, cuyo tío abuelo, Jesús de Cuiña es un veterano aloitador y de los de más experiencia para dominar el rabo, y que le acompaña siempre que aloita.
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