miércoles, 14 de noviembre de 2018

Pepe, Pepe de Eladia, Touriño.

Pepe  vino  de Quireza. Eran tiempos de rivalidad entre los mozos de Sabucedo y de Quireza, a los mozos de Quireza se les rechazaba porque venían a cortejar a las mozas de Sabucedo y en Quireza los mozos hacían lo mismo con los de Sabucedo. Las peleas en las fiestas de ambas aldeas vecinas eran parte de la fiesta, o mejor dicho de terminar la fiesta, a veces con la intervención de la Guardia Civil, en las que un sargento de Cerdedo se aplicaba con clara parcialidad contra los de Sabucedo. Pero las cosas no iban a más; de hecho los de Quireza presumían de llevarse las mejores mozas para Quireza o de casarse en Sabucedo y los de Sabucedo presumían de lo mismo. Así llegó Pepe a Sabucedo, se casó con Eladia y a partir de entonces era Pepe de Eladia. Eladia era hija de Palmira Moreira, mujer que durante la Guerra, y ante la participación de los hombres en aquella guerra fratricida, absurda y caprichosa, organizó a las mujeres para seguir celebrando la rapa das bestas, buscándolas en el monte y rapándolas en una manga de madera (especie de embudo) de rodillas desde el muro del curro. Palmira era mucha Palmira, de bondad y de cariño, y de muchos años, 1914-2014, Medalla de Oro de la Diputación de Pontevedra.




Pepe de Eladia tuvo que emigrar, como la mayoría de los hombres de Sabucedo y después de varios trabajos, se dirigió a Suiza. Desde Suiza venía a Rapa das Bestas, llegaba para subir al día siguiente al monte, aloitaba el sábado, domingo y lunes, y al día siguiente, camino a Suiza, con magulladuras en todo el cuerpo y con alguna costilla con fisuras. En el monte, el día de la baixa, dirigía un grupo para traer una grea, explicaba cómo hacerlo, instruía a los más jóvenes de Sabucedo,  que por primera vez se iniciaban en las tareas de rodear as bestas y a los curiosos que  venían por primera vez a las tareas da baixa; siempre didáctico y respetuoso, jamás reprendía y siempre animaba, trasmitía pasión y disfrute, era el primero en correr y atajar, y si las bestas se escapaban, sonreía “que listas son”, animaba a los que habían participado  y  enseguida preparaba el siguiente plan.

Fotografía de  Rafael Sánchez Lobato (1.935-2015)

En el curro era un gran aloitador, pequeño de estatura, pero fibroso, ágil, que con una técnica depurada,  que completaba  con el nervio con el que se aplicaba. En el año 1970, se convirtió en Touriño, el nombre mediático con el que el Diario Pueblo de Madrid, ponía píe a sus impresionantes fotografías en blanco y negro. Las fotografías de los años 69 y 70 las firmaba el fotógrafo  Carlos Hernández Corcho, Medalla de Oro de la Federación Internacional de Arte Fotográfico (FIAP), en 1967, miembro de La Colmena, desde 1966 de la Escuela de Madrid. Durante la rapa se hospedaba, en casa de Palmira, Eladia y Pepe de Eladia.


 Otro fotógrafo, humanista, pionero de la fotografía  con  tintes antropológicos, de un mundo neorrealista de contenido humano con ojos antropológicos, compañero de Carlos Hernández Corcho en la Escuela de Madrid,era Rafael Sanz Lobato, que trabajaba en una empresa americana en Madrid hasta las cinco de la tarde del viernes, vino en su 600 a Sabucedo el viernes de 1970, subió al monte el sábado y el domingo estuvo en el curro, y por la noche para Madrid para trabajar el lunes a las ocho de la mañana; muchas fotografías de Touriño. Lobato, Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes, 2004 y Premio Nacional de Fotografía 2011. 

                                                                                                    Fotografía de  Rafael Sánchez Lobato (1.935-2015)

                                                                                                Fotografía de  Rafael Sánchez Lobato (1.935-2015)

Pepe de Eladia se hartó de Suiza y comenzó a trabajar en Dragados, era un experto encofrador, trabajaba todas las horas extra posibles para traer todos los ahorros a casa. Comprometido con la empresa y muy reconocido, llevó a varios vecinos de Sabucedo para ser contratados e incluso a sus hijos José Manuel, que aunque licenciado en Geografía e Historia, especialidad en Historia del Arte, se integró en la empresa y a Michel, Topógrafo que “aolita”en Puebla de Sanabria para que el AVE llegue a Galicia. Pepe de Eladia, con más de treinta años en Dragados, se jubiló.

Se dedicó a su familia y a las tareas de la casa. Viajes a la Estrada y Pontevedra para la salud de Palmira y las rodillas de Eladia. La casa de Palmira, Eladia , Pepe de Eladia y sus hijos José Manuel y Michel, está en la cima del Cadaval. El olor de las potas, invitaba a sentarse en el banco de piedra de la entrada; pero yo desde muy pequeño entraba, levantaba la tapa de la pota y me sentaba a escuchar lo que Palmira, Eladia y Pepe, si estaba, me contaban, luego preguntaban por mi vida”ay Pepiño, meu filliño”; se respiraba y se trasmitía cariño, familiaridad, proximidad; salías de ese ambiente cálido e impregnador más alegre, satisfecho y con ganas.

Trasmitió a sus hijos, su buenomía, su carácter, su sentido de la responsabilidad en la vida y en el trabajo, su preocupación por los demás, su respeto a los animales y también a la tierra de la que agradecía sus frutos… y su amor por la Rapa das Bestas. Su hijo mayor José Manuel ya a los dos años aparece en fotografías en brazos de su padre en medio de las bestas del curro. José Manuel pronto destacó en la rapa, aloitador, agitador, conquistador de logros, fue presidente y alma de la Asociación da Rapa das Bestas desde 1983 a 1989. Por la dimensión internacional y mediática de la Rapa y sus múltiples apariciones en televisiones, documentales y revistas, retomó el nombre de Touriño, el mismo que su padre pero ahora en digital y color. Su hermano Michel es hoy el rostro más fotografiado de la Rapa, su rostro griego y su sonrisa permanente están en todas las revistas y redes sociales de medio mundo; en el monte dirigiendo a los que van a buscar la grea de la Conla, apoyado o agitando su moca; y en el curro, apadrinando a los niños y niñas que se inician con la retirada de los bichos, o aloitando, zarandeando el rabo de una besta, con toda su fuerza y con la cadencia en sus piernas del bombo al que dedica su ocio y cultura en el grupo O liño do Cuco.

Pepe de Eladia sube y baja de su casa del Cadaval al Teleclub; si  ve un coche delante  de nuestra casa, se acerca, saluda  y pregunta quién está; si está mi madre, 95 años, entra le da un beso y charla unos momentos con ella, sino salimos a charlar con él, quien esté, mi hermanos, Rosa, Anxo, Manuel, Carlos, María; si va para el Teleclub, no quiere entrar en la casa ”Pepe vamos a tomar unha espuela”, un vaso de vino blanco; si ya sube para su casa se le invita a tomar algo ”non quero tomar nada, xa tomei, vou pa casa que me están esperando”. Si lo encuentras en el Teleclub, “tomate algo”. La última vez ¿”que tal don Pepe”?, nunca el don  me sonó con tanto cariño y familiaridad, ¿e ti?, le pregunto,“estou fodido mañán teño que ir o Hospital, non sei que carayo teño na vesícula”. Ya no tomábamos la espuela , el tomaba café con leche.

En la rapa,  ya nunca quiso volver al curro, porque aloitaban sus hijos; desde hace ocho años se entregan los Premios Aloitador a aloitadores y personas que se hayan significado por  su apoyo a la Rapa; año tras año se ha negado a recibir ese reconocimiento; él, que hacía las cosas   callando y no dándole importancia a lo que hacía porque siempre era para los demás; ese reconocimiento ya lo  tiene su hijo José Manuel, Touriño

Pepe de Eladia siempre escuchaba, practicaba una sorna gallega, respetuosa y cálida; siempre comprendía y ayudaba, siempre de buen humor; siempre  familiar y preocupado por la familia; de Sabucedo, sus gentes y sus tierras hasta la médula. Se fue a los   78 años   pero no se llevó el cariño de todos; eso nos queda y continuará porque muchos lo llevamos muy dentro y lo trasmitiremos porque te queremos y eso será por siempre.

Gracias Pepe, ha sido un honor aprender de ti y disfrutar de los momentos que ya nos acompañarán en nuestra vida y donde estemos. Un abrazo.

Pepe, Pepe do Campo, José Manuel.